Una herencia que es por fe
"Pero los mansos heredarán la tierra, y se recrearán con abundancia de paz" (Salmo 37.11).
DIOS le había prometido a Su pueblo Israel "... librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel..." (Éxodo 3.8). Así que, cuando llegó el tiempo, le dijo a Moisés que enviara a doce personas a Canaán (la tierra prometida), para que exploren la tierra y la observen muy bien.
Luego de cuarenta días, todos ellos volvieron para dar el informe, e incluso trajeron algunas pruebas de cómo era esa tierra que DIOS les prometía. Y aunque diez de ellos volvieron atemorizados, porque vieron ciudades muy fortificadas y personas que además de ser muy fuertes, también eran gigantes (Números 13), hubo otros dos (Caleb y Josué), que confiaban en el SEÑOR y sabían que ÉL los ayudaría a conquistar la tierra (Números 14.6-9). Sin embargo, el temor que aquellos diez tuvieron, provocó que todo el pueblo quisiera volver a Egipto [lugar donde fueron esclavos] (Números 14.2-4).
La falta de fe en el SEÑOR de todo un pueblo, daría como resultado que DIOS no les permitiera ingresar a esa tierra maravillosa. Solo entrarían a la tierra prometida: Caleb, Josué y una nueva generación de israelitas (Números 14.28-31).
DIOS 'nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas lleguemos a ser participantes de la naturaleza divina' (2° carta de Pedro 1.4), y eso es algo que no debemos despreciar.
Por otra parte, el escritor de la carta a los Hebreos, expresó: "Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas" (Hebreos 6.11-12).