El trabajo diario del pastor
"Reconoced que JEHOVÁ es DIOS; ÉL nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo Suyo somos, y ovejas de Su prado" (Salmo 100.3).
El oficio de pastor de ovejas requiere mucho sacrificio, entrega, pasión y dedicación; y quien tenga ese oficio, sabrá qué es lo que más le conviene a sus ovejas en cada época del año. Para él no hay dos días iguales, pero sí temporadas en las cuales se debe trabajar más. Es entonces, que cada día, el pastor buscará campos que tengan buena hierba y abrevaderos para que sus ovejas beban agua. Además de esto, en todo momento, el pastor cuidará de ellas.
En algún momento del día, el rebaño de ovejas percibirá que van de vuelta a su refugio y nuevamente a los abrevaderos, y entonces aligerarán el paso. Al llegar al redil, el pastor abrirá la puerta, y una tras otra comenzarán a entrar en orden, ante la atenta mirada del pastor, que las irá contando para comprobar que ninguna se ha quedado en el camino. El pastor terminará su jornada, observando que todo esté en orden; y entonces, cerrará la puerta.
Y así como un pastor se ocupa de su rebaño de ovejas, el SEÑOR se ocupa de nosotros (los creyentes en JESÚS), porque 'somos pueblo de DIOS y ovejas de Su prado' (Salmo 100.3c). Así que, podemos decir con confianza...
• JEHOVÁ es mi Pastor; nada me faltará.
• En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará.
• Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por Amor de Su Nombre.
• Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estarás conmigo; Tu vara y Tu cayado me infundirán aliento.
• Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
• Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de JEHOVÁ moraré por largos días (Salmo 23).